En todos los aeropuertos que he tenido oportunidad de poder estar, el despegue de cualquier A380 genera muchísima expectación en la gente allí presente. El aeropuerto de Zurich no iba a ser una excepción.
Es una sensación diferente, ver una aeronave de dos pisos trepar con esa facilidad y hacer el banking al poco tiempo con tanta elegancia. Aquí todavía recogiendo el tren y aún con chorros de condensación saliendo por encima de las alas.