Por entonces Malev era habitual en los veranos mallorquines y aún no contaba con aviones occidentales, o bien venían los Tu-134 o bien lo hacían los Tu-154B. Toda una gozada
Cockpit del Tupolev 154B-2 conservado en el Museo de la Aviación de Budapest. Tuve oportunidad de hacer varias fotografías en su interior, así como de sentarme en sus destartalados asientos.