Después de unas intesas maniobras con unos cuantos G sobre el cuerpo, este piloto observa y recibe la gratificante sonrisa con mucha complicidad de una preciosa asistente de rampa, cuando iba camino a parking.
Una de aquellas imagenes que te quedan grabadas para toda la vida. Después de esperar más de dos horas en el aeropuerto, debido al mal tiempo, al final tuvimos la recompensa de poder ver la montaña más alta del mundo.