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Como se vé en la pantalla de navegación del segundo, hacíamos esperas entre dos nubes tormentosas para ver si el fuerte viento Norte disminuia y nos permitia hacer una aproximación a la pista 22 de Coruña. En este momento escuchabamos atentamente a la torre decir que no había bajado de 15 nudos en toda la tarde. Ante la imposibilidad de entrar de noche por la pista contraria que tenía viento en cara y los meneos a los que nos veíamos expuestos, mi -sensato- comandante optó por desviarse a Santiago.
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