Su retraso de 2h costó hacernos esperar hasta el último instante antes de partir hacia la T1 donde cogeríamos nuestro vuelo a casa, a Lanzarote; por lo menos mereció la pena.
Se agradecía mucho que el sol nos regalara sus mejores rayos para ir despidiéndonos de Madrid, a punto de finalizar la jornada de spotting con mi compañero de viaje Florencio y con el gran amigo Ricardo.